Los abrazos mejoran la salud. Esta fue la conclusión a la que llegó un hospital de Estados Unidos tras observar lo que pasó entre dos gemelas prematuras después de su nacimiento.
Después de los primeros días en la incubadora, una de las dos hermanas empezó a mejorar y reforzar su salud mientras que la otra permanecía en estado crítico. El personal médico colocó a ambas recién navidad en la misma incubadora y la más sana, de forma espontánea, abrazó a la otra. Por sorpresa de los médicos, el ritmo cardiaco y la temperatura de la otra bebé mejoró y sobrevivió.
Lo cierto es que abrazar reactiva y regenera el organismo.
¿Qué pasa en nuestro cuerpo cuando nos abrazamos?
Varios estudios científicos demuestran que cuando nos abrazamos nuestro cuerpo libera hormonas como las endorfinas, que proporcionan placer y alegría, la oxitocina, encargada de generar sensación de efecto y bienestar, e incluso la dehidroepiandrosterona (DHEA), que es la hormona de la juventud.
Abrazar ayuda entre otras cosas a…
Manejar adecuadamente las emociones
Desbloquear a nivel físico y emocional
Integrar el cuerpo, la mente y las emociones
Potenciar virtudes y talentos
Fortalecer la autoestima
Además los abrazos ayudan a nuestro desarrollo desde que nacemos. En niños, los abrazos y el contacto piel con piel permiten la regulación emocional y la maduración cognitiva y transmiten acompañamiento. En adultos también son fundamentales: los abrazos ayudan a no sentirse solo, a desbloquear el cuerpo y la mente y a desconectar del estrés del día a día.
Tales son las virtudes de algo tan simple como un abrazo que Lia Barbery, terapéuta, planificó la Abrazoterapia, una técnica que tiene como protagonista el abrazo para liberar estrés, tensión y mejorar algunas patologías.
No cabe duda que algo tan simple como un abrazo tiene un sinfín de propiedades beneficiosas que pueden ayudar a mejorar nuestro día a día y a hacernos sentir mucho más gratificados.